Una vez más, por segunda semana consecutiva, tenemos que decir aquello de que lo mejor fue el resultado, en este caso, afortunadamente, victoria y no empate in extremis. Ayer el Albacete Balompié salió, una vez más, con una pájara considerable que, si bien, no le habría costado el partido por la total ineficacia del Celta de Vigo B, si pudo haber terminado con un mal empate que apenas nos habría servido para nada.
Por suerte, al final, gracias a la revolución que hizo Calle en la segunda parte conseguimos marcar el tanto de la victoria tras un penalty cometido sobre el madrileño y materializado por Sergio Molina, al que se le van a quedar cortos los seis goles que pronosticó en ABC Punto Radio Albacete.
El tema de Calle ya parece preocupante, y no por su culpa en este caso, si no por la de los árbitros. Bien es cierto que la patada que dio en el centro del campo era evitable e innecesaria pero una vez sancionada, para nada es roja directa, como mucho, es amarilla. El caso es que, según cuentan, el delantero se marchó al vestuario llorando y no hizo ninguna protesta ni amago de enfado. Creo que sus lágrimas serían de impotencia. Durante los pocos más de 20 minutos que estuvo sobre el césped no le vi protestar ni una sola vez al árbitro ni ningún aspaviento, aunque hubo faltas, y hasta un penalty, que no le fueron pitados. Yo también soy de la teoría de que a Calle le tienen cogida ya la matrícula en el comité arbitral y no solo no le pasan ni una, si no que en ocasiones se equivocan en su contra por su fama.
Ahora hay que centrarse en el próximo rival, también gallego, el CD Lugo e intentar no volver a caer en el mal juego de estos últimos partidos ya que, si en algo se caracteriza este Albacete Balompié es en sus buenos jugadores de toque y calidad. Espero que Antonio Gómez consiga corregir esto ya que, la parte positiva es que aún jugando mal ganamos, ante equipos de más entidad podemos llegar a pasarlo mal.
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