El pasado domingo se consumó lo que ha sido en demasiado tiempo la mayor alegría para los seguidores del Albacete Balompié, volvimos al fútbol profesional.
Exactamente 3 años y 13 días después se repitieron las lágrimas en el Carlos Belmonte, pero aunque iguales, fueron muy distintas. El 11 de mayo de 2011 se acababa una de las más penosas temporadas del Albacete Balompié en su historia y daba con los huesos del club en el asqueroso pozo de la Segunda División B. Hemos tenido que esperar hasta el 25 de mayo de este año para repetir esas lágrimas pero que esta vez se desbordaban de alegría, junto a abrazos, vítores, gritos, saltos y, sobre todo, dando muchas gracias a los artífices de ello.
Ahora, con la tranquilidad de solamente tener que disputar el partido de Campeones de Segunda División B, se puede analizar algo que a muchos puede ser que sorprenda. La parte positiva de este descenso.
Así es, el estar tres años luchando en el fango de una categoría semi-profesional, contra grandes clubes históricos, contra otros clubes que luchan por abrirse hueco en la historia del fútbol español, contra clubes con jugadores que juegan por amor a este deporte y se levantan a las 7 de la mañana a empezar su verdadera jornada laboral, también tiene cosas positivas, quizá pocas, pero muy importante.
- Hemos recuperado la ilusión por este club. Después de ver cómo la afición iba abandonando temporada tras temporada el Carlos Belmonte (los 7000 de siempre, los 6000 de siempre, los 5000 de siempre, los 4500 de siempre, los 4000 de siempre...) en nuestro primer año en el infierno conseguimos estar 1000 más que la temporada anterior en Segunda División y, muy poco a poco, hemos ido subiendo cifras, además, lo lógico sería que el ascenso haga subir otro buen número de abonados.
- Hemos recuperado la humildad. Hasta el primer año en Segunda División B no nos habíamos dado cuenta de lo importante que es para este club el estar en Segunda División, con unos ingresos fijos por temporada y con la posibilidad, alguna vez, de conseguir el sueño del ascenso a Primera División. Muchas temporadas iniciábamos con la presión de querer ver a nuestro Alba arriba y luchar por los primeros puestos. Ahora nos hemos dado cuenta que el permanecer en el fútbol profesional es una bendición para un club pequeño como el nuestro y, aunque queramos siempre aspirar a más, no podemos creernos superiores a nadie.
- Hemos recuperado la cordura. Aunque más o menos ha sido durante esta temporada, porque hemos hecho una plantilla sin sueldos estratosféricos, buscando gente con ganas e ilusión. Además, estamos empezando a buscar alternativas de ingresos, eliminando gastos innecesarios y mimando al mejor activo del club: la afición. Se busca el lleno del estadio asegurando unos buenos ingresos, no se busca el sangrar el bolsillo del que acude al Carlos Belmonte. También se busca el generar afición y nuevos abonados, no seguir exprimiendo a los que ya están. Esta parte hay que agradecérsela, en gran parte, a Miguel Ángel Garrido, nuestro Presidente.
- Hemos recuperado la cantera. Con un Director Deportivo que está buscando el bien del club y no el de su bolsillo, se está preparando un plan para que la cantera del Albacete Balompié tenga una parte importante en el futuro del club. Este año han jugado habitualmente cuatro canteranos con actuaciones puntuales de otros cuantos. Si conseguimos fijar una base de cantera, seguramente nuestra deuda pase en un tiempo a ser superávit temporada tras temporada.
Bien es cierto que el descenso fue una de las peores noticias para este club, sobre todo por el riesgo real de desaparición durante estas temporadas. Gracias a Andrés Iniesta y a José Miguel Garrido, a mí personalmente me ha desaparecido ese miedo, pero el descenso me ha hecho valorar otras cosas que hasta entonces no había valorado.
Esperemos que no volvamos a tener que vivir esta situación, que nos asentemos en la categoría de plata del fútbol español, que consigamos hacernos un hueco aún más grande entre los históricos clubes del fútbol profesional, que hayamos aprendido de los errores y enmendemos los que aún sufrimos, que cada temporada estemos más orgullosos de nuestro club.
Señores, el Albacete Balompié ha vuelto.