Con resultados como el del pasado domingo está claro que no solo no vamos a conseguir ascender a Segunda División si no que, directamente, no vamos ni a luchar por meternos en los puestos de play off.
El partido frente a la UD Vecindario es el primero en el que creo que hemos perdido de manera vergonzosa en esta temporada, es decir, un partido en el que ni se luchó ni se intentó ganar en ningún momento. Es cierto que antes hemos perdido otros partidos, con mejor o peor imagen pero luchándolo, intentando ganarlo. Hasta ahora no habíamos hecho ningún partido pensando que estaba ganado antes de bajar del autobús (o del avión, en este caso) cosa que no sucedió.
Afortunadamente, todavía estamos a tiempo de reconducir esta situación, de ponernos las pilas y de volver a meternos en esa lucha por los primeros puestos pues, todavía, quedan jornadas contra equipos, supuestamente, asequibles mientras los que están por encima de nosotros se juegan los puntos entre ellos mismos. El Albacete Balompié no solamente está obligado a luchar por una de esas cuatro plazas que dan derecho a luchar por ascender si no que está obligado a obtener una y, a ser posible, la más alta posible.
No podemos permitirnos el lujo de tirar por tierra las opciones de ascenso por partidos en los que nos creemos que debemos de ganar sí o sí simplemente por ser el Albacete Balompié, sin dar el callo en cada segundo del encuentro.
Sigo confiando, no solo en este proyecto, si no en este grupo humano pero me da miedo el haber visto ya algún ramalazo que me recuerda a la pasada temporada, de momento, fuera de lo deportivo. Esperemos que se quede en eso, en un detalle tonto que no vaya a más y no repitamos la pesadilla de la 2010/11.