Si hace una semana nos llevamos un golpe, que algunos creímos como bueno para despertar, esta semana nos llevamos un gran golpe que deja al anterior en nada.
El Real Madrid Castilla nos abrió los ojos a base de goles y nos hizo ver que esto no es un paseo militar como alguno ya se pensaba por la temporada que llevamos, que si bien está siendo excelente, no sirve de nada si en unos hipotéticos play-off saltamos con la parsimonia y desconexión del partido del Alfredo Di Stéfano.
Llevo varias semanas diciendo que no es lógico que dejemos perder tantos minutos de los partidos descentrados de una manera que no entendemos muchos y aunque, a pesar de ello, estábamos sacando bien los partidos, hay que resolver ese problema. Mi crítica era por lo que el sábado pasado se demostró que puede pasar. En un partido ante rivales de entidad más o menos menor puedes pasar 45 minutos sin tensión ninguna porque en cuanto los jugadores se reactiven, pongan una marcha más y se concentren en el juego, van a ganar el partido, pero en un partido ante rivales con la calidad que atesoran los jóvenes de la cantera merengue es posible que de que quieran reaccionar los jugadores sea demasiado tarde como vimos.
A pesar de ello, hemos acabado como campeones de invierno, con una renta de 5 puntos sobre el segundo clasificado y hemos visto a este equipo hacer auténticos partidazos cuando los jugadores están durante 90 minutos centrados en el juego pero insisto en que hay que resolver esos problemas porque durante una liga hay margen de maniobra para rehacerse de estos partidos o resultados malos pero no en un play-off. Ahí tenemos que jugar durante todos los minutos con la tensión propia de un partido de fútbol profesional e ir a ganar desde el pitido inicial.
Confiemos en que el Albacete Balompié y José Manuel Aira resuelvan cuanto antes este problema, la segunda vuelta sea igual de buena que esta primera, que acabemos líderes el campeonato y podamos celebrar dos victorias seguidas en los play-off.
Por cierto, felices Fiestas y Próspero 2017.