miércoles, enero 09, 2019

Qué bonitos son los sueños

Llevábamos muchas temporadas que no podíamos ni imaginar con algo como la de este año, de hecho, si en junio en Tenerife nos dice alguien que en enero de 2019 seríamos segundos clasificados en Segunda División, lo más normal habría sido reírse en la cara de quien te lo estuviese contando. Pero mira, ahí estamos.

Cuando se hacen las cosas bien, se suele obtener recompensa pero si, además, tienes gente comprometida, luchadora, ambiciosa y con ganas de ganar, la recompensa será superior a la esperada en un primer momento.

A principio de temporada había muchas dudas en torno a este equipo, sobre todo en la mano del entrenador con la defensa y en la confección de la plantilla, sobre todo porque al final no llegó el argentino Saveljich. Pero cuando después de tanto tiempo tienes un buen entrenador en el banquillo, lo normal es que busque soluciones y cambios ante esas adversidades, y eso es lo que Luis Miguel Ramis ha hecho en estos meses de competición.

Y poco a poco, hemos pasado de querer el objetivo de la permanencia con ir mirando hacia arriba, cada vez un poquito más, y creernos, por qué no, que un ascenso es posible porque, aunque no matemática, está claro que la permanencia la tenemos en la mano. O casi.

Tantos años de pesadilla, en lo deportivo, en lo económico, sin siquiera saber si podríamos salir a competir en la temporada por las deudas que ahogaban a este club, sin ver fútbol en el Carlos Belmonte porque los que defendían el escudo del Albacete Balompié no merecían ni tan siquiera entrar al propio estadio, sin poder tener un verano tranquilo... y ahora, estamos soñando, soñando cada semana porque tenemos una gente al frente del club, con Víctor Varela a la cabeza, que sabe bien lo que se lleva entre manos, porque tenemos un banquillo totalmente preparado y una plantilla joven, con calidad y comprometida que nos van a hacer soñar cada día un poquito más y un poquito más bonito.

Ahora nos toca disfrutar de cada momento, no preocuparnos si llega alguna derrota, que no nos importe si un día no salen bien las cosas y parece que se ha jugado a algo que no es fútbol, apoyar a un jugador que el domingo se equivoque y falle el gol cantado que daba la victoria, no echar leña al fuego si a Tomeu se le escurre el balón entre las manos ese día. Vamos a hacer crítica constructiva cuando toque pero sabiendo de dónde venimos y dónde estamos.

Esperad y no me despertéis todavía.