El enfrentamiento ante el Real Oviedo lo veíamos muchos como el momento ideal de despertar de una serie de resultados poco buenos y poder afianzarnos en la zona alta de la tabla ante un equipo que, aunque venía apretando en las últimas jornadas, seguía en la parte media pero, una vez más, el Albacete Balompié no cumplió las expectativas esperadas.
También es cierto que se juntaron dos cosas que hicieron imposible la victoria del Albacete Balompié, el Real Oviedo fue el mejor equipo que ha pasado esta temporada por el Carlos Belmonte, dándonos un auténtico baño, sobre todo en el centro del campo, y el árbitro es de lo peor que ha pasado también por el Carlos Belmonte en muchísimo tiempo, pero claro, la excusa para eso es que estamos en Segunda División B y es lo que hay...
Los azulones supieron jugarnos en todo momento y nunca se pusieron nerviosos por el marcador, si bien es cierto que entre Santamaría y Miguel les hicieron un grandísimo favor facilitándoles bastante la consecución del primer gol con una absurda jugada entre ambos que acabó en penalty. La parte positiva es que el nefasto árbitro no expulsó al central vasco en esa acción.
Y lo que más rabia me da de todo esto es que, aunque mi confianza sigue intacta en él, no entiendo el por qué Antonio Gómez no intenta variantes del juego con el once y con los jugadores que tenemos y tan solo cambia hombre por hombre, tanto en los onces iniciales como durante el transcurso de los partidos. El sistema 1-4-4-2 con dos mediocentros horizontales es el usado siempre, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra y, claro, los rivales ya se han dado cuenta de ello, tapan a Tete y Adrià, que cada vez se funden antes ante la falta de descanso, y nos comen en el centro del campo ante la poca contención que hacemos.
Es cierto que yo soy el último que entiende de fútbol pero pienso que quizás podríamos ir cambiando cosillas poco a poco que para eso tenemos una amplia plantilla para lo que es la Segunda División B y confeccionado casi en su totalidad por el propio Gómez, por lo que se supone que tiene lo que él ha querido, o casi.
Muchos sabíamos que esta temporada no iba a ser un paseo y que iba a ser dura. Lo mejor que podemos tener es paciencia y, sobre todo, confianza en el trabajo de Gómez.
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