Cada vez que jugamos contra un equipo, o veo algún partido, en el que el rival solamente quiere la posesión del balón y engordar la estadística de pase de sus jugadores, aunque sean planos y sin sentido, más me alegro de tener en el banquillo a día de hoy a un entrenador de verdad que sabe que existe más de una manera de jugar y sabe usar las piezas de su plantilla, no solamente para plantear cada partido de la forma necesaria, si no las distintas fases de cada uno de esos partidos.
El sábado vimos un equipo enfrente que solamente quería el balón, que pasaba mucho, que raseaba sin parar, pero con nulo peligro ya que no generaban ocasiones en nuestro área, por lo que, sobre todo la primera parte, el Albacete Balompié supo jugar tranquilamente a lo que Rubén Albés había planteado durante la semana.
Aquí también hemos sufrido "inventores" del fútbol, gente que se creía que con jugadores que no tenían ni el 5% de calidad, podía imitar a Guardiola y su manera de jugar. Y todo lo contrario, entrenadores que ponían un autobús delante de la portería y pelotazos arriba al delantero que hubiese, cosa que no dejaban de hacer aunque hubiese 10 jornadas que ya no funciona. Esos entrenadores que no saben evolucionar, que no saben aprovechar a los jugadores que sí tienen en plantilla.
Por ello cada vez debemos estar más contentos de que Albés siga aquí, y que su continuidad sea el mejor fichaje de esta temporada, porque sabe cómo jugar a equipos como el FC Andorra, desarbolando en un primer momento, durmiendo la segunda parte y aprovechando el momento para hacer los cambios finales necesarios que rematen la faena. Un entrenador que sabe en qué posición colocar a cada jugador para sacar su máximo rendimiento, en qué momento debe entrar o salir cada uno del partido para aportar su granito de arena, como tenerlos a todos implicados jueguen más o menos. Todo eso es lo realmente difícil de entender y de conseguir.