A Antonio Sánchez de la Calle lo tienen enfilado, entre ceja y ceja, calado, y en ocasiones parece una persecución al delantero del Albacete Balompié. Los árbitros lo tratan, en muchas jugadas, de manera injusta y parcial.
Tras 24 jornadas está claro que a Calle no se le pasa ni una desde el estamento arbitral, si bien es cierto que en más de una ocasión se lo ha ganado con protestas y penaltys fingidos, sobre todo, pero esta mala fama le acarrea en más de un partido tarjetas y decisiones injustas que hacen que Calle, de casi 34 años, se salga de sus casillas demasiadas veces. Tiene que ser frustrante que no paren de agarrarte, de darte patadas, de hacerte faltas, en ocasiones penaltys, y que el árbitro no solo no pite nada si no que encima te advierta o, incluso, te amoneste.
Está claro que más de una vez ha sido el propio Calle el que se ha ganado las tarjetas amarillas o la propia expulsión pero no es de recibo que ya se le trate con otra vara de medir. En las últimas jornadas ha sufrido más de un penalty, con tacos clavados en el costado incluidos, pero solamente se ha pitado uno que fue por una estúpida mano del defensa rival, y así no se puede competir en las mismas condiciones que el resto.
Seguramente, a las alturas de competición que estamos, esto ya no cambie pero yo me pongo en la situación del delantero y le comprendo totalmente. Siendo uno de nuestros mejores jugadores, sobre todo bajando balones y jugando de espaldas a la portería, tendremos que sufrir en más de un partido estas injusticias de nuevo, pero aún así no conseguirán que este equipo, este grupo humano, siga luchando por el objetivo del ascenso a Segunda División, con Calle como uno de nuestros estandartes.
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