Lo que vivimos ayer en el Carlos Belmonte es el perfecto ejemplo de lo que es un mal árbitro, pues si no llega a ser por la patética actuación del trencilla, seguramente, los tres puntos se habrían quedado en el casillero del Albacete Balompié.
Un Albacete Balompié que controló casi por completo el partido frente a un Real Valladolid venido a menos ayer, que dispuso de las mejores ocasiones del encuentro y que podría haberse hecho con la victoria si el árbitro hubiese señalado dos penaltys, uno de ellos clarísimo a Tato que, además, habría supuesto la expulsión de su portero Jacobo. Además de esas jugadas clave hubo otras en las que el árbitro siempre pitaba faltitas a favor del Real Valladolid, en saques de banda dudosos siempre señalaba a favor del equipo pucelano e, incluso, acabó expulsando a Calle por doble amarilla, una de ellas por pérdida de tiempo cuando eran los rivales los que más descaradamente lo estaban haciendo mientras nosotros buscábamos ir a por el partido. Al menos en los fuera de juego en contra nuestra acertó, porque si no se podría llegar a pensar en mano negra. Luego se quejan FC Barcelona y Real Madrid...
En fin, que al final nos quedamos simplemente con un punto más en el casillero aunque la imagen que dio el Albacete Balompié fue totalmente distinta a la dada en las últimas jornadas con Calderón, además que Vidal parece que ha recuperado a gente como Balboa, que ayer salió del Belmonte aplaudido por la afición, o Camacho, que hizo muy buen partido en la contención del equipo.
También tengo la esperanza de que jugando así podamos empezar a ganar partidos en breve, sobre todo contra rivales que están en una situación similar a la nuestra y los partidos jugados en casa, empezando por el de este próximo sábado contra el Elche CF, partido vital de ganar para seguir soñando con la permanencia.
Porque si no, adiós...
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